El chupacabras

Había una vez una criatura que se cayó del cielo en Guanajuato. Los vecinos no escucharon nada porque estaban dormidos, pero todos los animales sintieron su presencia, miedo e incertidumbre al no poder reconocer la criatura que se integraba a su ecosistema.

La criatura era muy extraña, incluso para los ojos de los animales: Los perros podían percibir un aroma a carbón, los coyotes fueron precavidos acercándose a ver, pero solo pudieron reconocer una extraña y larga columna vertebral, los pájaros volaban cerca de las copas de los árboles y aún a esa altura podían ver los movimientos torpes que tenía. Los animales no lo trataban como igual, no era como ninguno de ellos.

Al despertar, el color del cielo era diferente, Algunos pájaros no se sintieron tan amenazados y se posaban en las ramas más bajas. El ambiente estaba más tranquilo que hace unas horas.

La madrugada se hizo más clara y nuevos ruidos aparecieron, una decena de olores se le colaron por la gran nariz; sin pensarlo siguió el rastro, lo llevó a los corrales de un rancho donde había ganado alimentándose y personas entre ellos, pero el olor que lo atraía estaba cerca, sin dejar la sombra siguió caminando siempre con la precaución de un depredador escondiéndose a la menor amenaza.

El olor lo llevó a un lugar apartado del rancho y ahí encontró.

Era perfecto.

Cuatro patas, barba, su cabeza era blanca, todo lo demás era negro, los dientes eran poderosos y arrasaban con el pasto verde. Además, tenía unos cuernos que se parecían a los que el portaba en su cabeza. ¡Sus pupilas… sus hermosas pupilas!

Embelesado por tanta belleza se pasó la mayoría de las horas del día viendo a la criatura; ¡El susto que se llevó al escuchar el sonido cuando abría su boca ¡Sin pensarlo, respondió y todas las cabras se asustaron y comenzaron a correr a diferentes direcciones! El humano despertó de golpe para tratar de controlar la situación.

Su cabra favorita corrió alejándose de la vista de la criatura; Pero este era un momento crucial, sería la primera vez que la podría ver de cerca, así que la siguió con sus grandes patas, la alcanzó rápido. La cabra hizo un balido escalofriante que espantó a algunos pájaros.

La cabra estaba tan asustada que se paralizó y se cayó al piso.

La extraña y confundida criatura no sabía qué hacer. Al fin había conocido a una criatura tan hermosa y ahora ¿Se había muerto? La desesperación que sentía provocaba que diera vueltas en círculos, jadeaba de forma agitada, comenzó a aullar, le pegaba la nariz a la cabra como si eso pudiera ayudarla.

-Aquella se fue para allá- se escuchó mientras los pasos se acercaban.

Nervioso; el animal arrastró la cabra a la sombra de un árbol con su hocico. Debido a sus grandes colmillos, le perforó su cuello la sangre salía de forma escandalosa.

– ¡AY DIOS MÍO! – gritó el campesino después de ver esa escena en primera fila: La criatura gigante de casi dos metros con los dientes llenos de sangre, la cabra con el cuello quebrado. Corrió despavorido de regreso a los corrales.

– ¡EL CHUPACABRAS! ¡EL CHUPACABRAS! – seguía gritando cuando llegó corral donde se encontraba su esposa

– ¿Qué pasa Juan? –le preguntó preocupada

– ¡Lo he visto, he visto al chupacabras, si existe y nos va a comer a todos, yo vi cómo se estaba comiendo a la cabra!

-Juan, júramelo por la Virgencita que no es una de tus bromas-

-Lo juro Martita, lo juro por mi jefesita

-Trae el agua bendita y una cruz porque si los demonios están cerca seguros seguimos nosotros.

Martita y Juan bendijeron a todo su rebaño y al parecer fue muy efectivo porque el chupacabras no se acercó.

Mientras tanto el chupacabras se tumbó a lado de la cabra desangrada, seguía oliendo bien y aprovechando que el sol apenas estaba saliendo decidió tumbarse un ratito más a lado de la cabra más linda.

Esta recopilación participa en el Reto anual: 12 meses 12 Relatos 2020 organizado por De aquí y de allá by TanitBenNajash (Fácil)

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